Los niños ahora ya no juegan con trompos, yoyos, cuerdas o canicas. Ya no se les ve en las canchas jugando futbol. Ahora se les ve esclavizados en la tecnología, usando diversas aplicaciones, sin tener un contacto real con sus amigos.
Era realmente gratificante ir a la escuela porque sabías que jugarías con tus amigos a las escondidas, a policías y ladrones, futbol, a los colores, todos esos juegos tradicionales. Qué esperanzas que antes tuviéramos la tecnología con la que interactúan hoy. Antes siempre estábamos activos, hacíamos mucho ejercicio, éramos más saludables.
Nuestra generación tuvo el reto de enfrentarse a las computadoras. Ese cambio radical en que se escribía a puño y lápiz, nos dio la virtud de valorar la tecnología, mas no concebirla como el único camino.
Artículo extraído de: Chekerau
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